El pasado miércoles 12 febrero, se celebró en la sede sevillana de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID) un acto de presentación pública de los proyectos aprobados al amparo de la convocatoria 2013 de subvenciones para ONGD. En el evento estuvieron presentes el vicepresidente y consejero de Administración Local y Relaciones Institucionales, Diego Valderas, el director de la AACID, Enrique Pablo Centella, así como representantes de ONGD de Andalucía, encabezados por el presidente de la CAONGD, José María Ruibérriz.

El coordinador de la Fundación Social Universal (FSU), Juan Manuel Márquez, también fue invitado a participar en este evento con la que la Junta ha querido “poner rostro a la cooperación andaluza” y “dar forma y transparencia a los fondos públicos” que permitirán mejorar las condiciones de vida de más de un millón de personas beneficiarias de países como Perú, El Salvador y Nicaragua, Marruecos y Territorios Palestinos y República Democrática del Congo, por citar los seis países con mayor financiación en cooperación.

Concretamente, la AACID ha resuelto conceder a la FSU dos nuevas subvenciones para la ejecución de dos proyectos de cooperación internacional al desarrollo en Cusco, Perú. El primero pretende mejorar las condiciones de habitabilidad y salubridad de las viviendas rurales del Valle Sur de Cusco mediante el desarrollo de las capacidades de la población indígena y la utilización tecnologías tradicionales mejoradas, mientras que el segundo promueve la enseñanza desde la cultura local para el fortalecimiento de la identidad y la inclusión social de las comunidades educativas quechua alto andinas de Quispicanchi.

Ambos proyectos, de dos años de duración, tienen un coste total de 665.310,96 euros y cuenta con subvenciones de la AACID por valor de 579.668,66 euros.

La recurrente ausencia del estado en la zona rural, la situación de exclusión de la población indígena, las grandes brechas entre la población urbana y rural, la falta de oportunidades y de mejores condiciones de vida en el campo, son los factores que determinan a que la población indígena rural se vea afectada en sus derechos y necesidades que, pese a estar amparados por la Constitución Política del Estado y los acuerdos y compromisos internacionales, agudizan y hacen más vulnerables a un tercio de la población peruana.

En este contexto, luego de los diagnósticos participativos realizados en las comunidades indígenas rurales del Valle de Cusco, donde se han recogido las percepciones de las familias comuneras, de líderes y lideresas, así como de la niñez, complementada con información del último Censo de Población y Vivienda, se ha identificado como problema central “las precarias condiciones de habitabilidad en la que se encuentra la población indígena del Valle Sur del Cusco”.

Con la ejecución de este proyecto se espera mejorar las condiciones de habitabilidad de las viviendas de la población indígena mediante el desarrollo de sus capacidades y habilidades y la utilización tecnologías tradicionales mejoradas. Desde la tradicional organización comunal, se capacitará a las familias en la recuperación de prácticas de construcción ancestrales seguras, ecoeficientes y saludables con innovaciones sencillas que incorporen el uso de la energía solar, ventilación, servicios higiénicos y cocinas mejoradas. Asimismo, se apoyará a la familia, en particular a la mujer, en la instalación de infraestructura y equipamiento para la producción de cuyes separados de las personas lo que reducirá su mortalidad e incrementará la producción cárnica y reproductiva y los ingresos familiares que podrán ser destinados al mejoramiento en la vivienda. Finalmente, se promoverán espacios de concertación a través de distintos mecanismos institucionales de participación para generar y desarrollar acciones para la incidencia en las políticas públicas de acceso a una vivienda rural con dignidad.

Por otro lado, en estas mismas comunidades altoandinas de Cusco se produce en el sistema educativo una desvinculación con los procesos culturales de la comunidad debido a procesos de enseñanza aprendizaje homogéneos, modelos de gestión y programación curricular y prácticas pedagógicas desarticuladas de la realidad rural andina, escasa y/o nula formación docente en procesos interculturales y familias ausentes en la escuela. Se provoca así una falta de identidad de los educandos con sus comunidades de origen, lo que implica una baja autoestima personal y valoración de su cultura y el desarrollo de una identidad cultural que impide un encuentro equilibrado con otros grupos de la sociedad o favorece la pérdida de la propia cultura por absorción en la cultura dominante.

Con este proyecto se contribuirá al desarrollo de la identidad Quechua y de una ciudadanía intercultural con la incorporación de la cultura local a los procesos de enseñanza aprendizaje en la escuela, con el fin de que niños y niñas con una mayor valoración de su cultura, incrementen sus niveles de logro educativo y de autoestima y, con ello, obtengan mejores oportunidades de desarrollo personal y de encuentro y relación intercultural positiva en la sociedad.

Este proyecto beneficiará a los docentes, alumnos y familias de 23 escuelas rurales indígenas de la provincia de Quispicanchi, en Cusco.

Fuente: Fundación Social y Universal.