El Museo CAJAGRANADA ha inaugurado la exposición IRF4 -Individuos, Rostros, Facetas- del fotógrafo Francisco Lorenzo, que reúne setenta retratos en blanco y negro de treinta y seis personas con un nexo en común: comparten el gen IRF4, que recientemente fue identificado como el encargado de controlar la aparición de las canas.

IRF4

Los modelos, de diferentes edades, fueron puestos en escena para que sus rostros y su mímica reflejaran diferentes estados anímicos, tales como alegría, sorpresa, tristeza, duda, abatimiento, serenidad o bondad, consiguiendo con ello una estimable variedad dentro de la sobriedad en la ejecución que se caracteriza por los negros de fondo y por no emplear ningún tipo de artificio.

La presentación de la muestra, que cuenta con la colaboración del Centro de Estudios Fotográficos de Granada y se podrá visitar hasta el 7 de enero de 2018, corrió a cargo del Responsable de Actividad y producción de CAJAGRANADA Fundación, Miguel Arjona; y del fotógrafo Francisco Lorenzo.

Para Miguel Arjona “es un motivo de orgullo contribuir a que la obra de los jóvenes creadores pueda exhibirse y verse en espacios como el nuestro y estoy convencido de que las instituciones y empresas tenemos la responsabilidad de promover exposiciones de artistas consagrados como Goya, Picasso o Tapies; que han pasado por esta sala, junto a muestras como la de Francisco Lorenzo o BIUNIC17, que tuvimos hasta hace unos días y que nos permiten atisbar por dónde irá la creación artística del futuro inmediato”.

Además, señaló Miguel Arjona, “CAJAGRANADA Fundación apuesta por la promoción del arte emergente y pujante, dando la oportunidad a los nuevos talentos del arte contemporáneo de mostrar su trabajo a la sociedad”.

En este sentido, el fotógrafo Francisco Lorenzo agradeció el compromiso de CAJAGRANADA Fundación con el arte contemporáneo y la posibilidad que le ha brindado de exponer su obra en un lugar tan especial como la sala de exposiciones temporales en la que han expuesto otros fotógrafos de la talla de Navia, Horacio Coppola o Nick Haynes, sin ir más lejos.

IRF4 – Individuos, Rostros, Facetas.

La exposición IRF4 – Individuos, Rostros, Facetas, del fotógrafo Francisco Lorenzo, reúne setenta retratos en blanco y negro de 36 personas conectadas por un nexo muy poco habitual: comparten el gen IRF4, recientemente identificado como el encargado de controlar la aparición de las canas.

Francisco Lorenzo aprovecha este nexo para presentar una exposición poco habitual ya que no es normal que un fotógrafo se fije en el peliagudo asunto de las sienes plateadas, cuando la norma exige el retrato de cabelleras color oro, cobre, platino o azabache y las canas se suelen ocultar.

De forma tan ingeniosa como bienhumorada, Francisco Lorenzo aprovecha la ocasión para echarse una cana al aire sin tomarle el pelo a nadie, es decir, “divertirse fuera de la norma habitual”, que la diversión fuera de la norma y sin cortarse un pelo es rejuvenecedora y capaz de quitarle a uno mil canas.

Para un fotógrafo, el pelo blanco es una de las materias primas más raras. Sobre todo escasean mujeres jóvenes que no se tiñan las canas y encontrar modelos con el pelo blanco para poder realizar fotografías en blanco y negro especialmente blancas y negras, resulta una tarea harto difícil. A la ocasión la pintan calva, por lo que el autor de la exposición IRFcuatro la agarró por los pelos, cada vez que avistara un ciudadano de Granada lo suficientemente canoso para su objetivo.

Los modelos, de diferentes edades, fueron puestos en escena, para que sus rostros y su mímica reflejaran diferentes estados anímicos, como alegría, sorpresa, tristeza, duda, abatimiento, serenidad o bondad. Para potenciar el contraste tonal, el fotógrafo vistió sus modelos con ropa negra y los colocó delante de un fondo negro, destacando así el rostro y, sobre todo, resaltando el pelo blanco como punto más luminoso de las fotografías en blanco y negro, especialmente blanquinegras y claroscuras. El pelo blanco brilla tanto porque no es blanco, se hace translúcido y hueco cuando el lugar de los pigmentos perdidos es ocupado por aire. Estas burbujas de aire actúan como si fuesen partículas en suspensión, dispersando la luz incidente, haciendo que a nuestros ojos su apariencia sea blanca, un efecto óptico lo más parecido al de las nubes blancas, los copos de nieve y la piel de nuestros hermanos salvajes, los osos polares. Cuando de pelo se trata, las apariencias casi siempre engañan, incluso en las personas que no disimulan sus canas.