El desarrollo histórico, social y cultural de Granada se debe, en gran parte, al paso del río Darro por el valle de Valparaíso y bajo la colina de la Alhambra y el Albaicín, ya que el agua de su cauce marcó la evolución urbana de la ciudad durante siglos y continúa siendo fundamental para el mantenimiento de grades espacios granadinos como la Alhambra. El río granadino, que de origen se llamó Dauro, el río de oro, fue el protagonista de la segunda sesión del ciclo El Agua y la Palabra que, como cada año, se celebra en el Carmen del Aljibe del Rey, organizado por la Fundación AguaGranada. Fue el hidrogeólogo y profesor, Antonio Castillo Martín quien se encargó de desvelar los secretos y singularidades de un río que es un elemento fundamental en el acervo cultural de la ciudad. Un acto que puso, una vez más, el cartel de ‘aforo completo’, que se ha convertido en la tónica dominante en las sesiones de los ciclos de Música en el Aljibe y El Agua y la Palabra.

“Es necesario entender que el Darro es mucho más que lo que estamos acostumbrados a ver a su paso por la ciudad, donde 1,3 kilómetros están bajo el embovedado y solo 700 metros discurren por la calle más bella del mundo” afirma Antonio Castillo, para quien la protección integral del cauce, desde su origen en la sierra de Huétor, hasta su desembocadura en el Genil, junto al puente blanco, es una asignatura pendiente que hay que acometer de forma inmediata si no queremos que desaparezca, y con él todo el espacio natural que riega.

En un momento en el que la actualidad impone criterios de sostenibilidad y conservación del patrimonio histórico, es aún más importante que se lleven a cabo estudios sobre la realidad del río, sobre su estado. Recuerda que desde que se eliminaron la mayor parte de los vertidos de aguas fecales a su paso por la ciudad, volvieron a aparecer truchas, de la especie ibérica, no la trucha arco iris, en el cauce urbano, “lo que significa que existe una alta calidad de sus aguas, porque las trucha es una especie bioindicadora de la salud de los ríos”

Antonio Castillo recordaba algo que los granadinos no suelen tener en cuenta. “Sin el agua del Darro, no existiría Granada tal y como la conocemos, ya que alimentó las necesidades de la ciudad, incluida la Alhambra, durante siglos y, en este último espacio monumental, lo sigue haciendo desde las presas originalmente construidas por los árabes para crear la fortaleza roja y cubrir sus requerimientos hídricos”, afirma el geólogo.

La música se extendió también por el jardín del Aljibe del Rey durante la intervención de Antonio Castillo, “Darro, el río de Granada’. El dúo formado por Darío Francesc García Carrión (viola) y Sofía Martín Crespo (Violonchelo), procedentes del Real Conservatorio Victoria Eugenia de Granada, que colabora con las actividades culturales de cada verano en el Aljibe del Rey, llenaba de contrastes la tarde del Albaicín.

La intervención de Antonio Castillo, contaba con una serie de imágenes sobre el río Darro y su entorno, que ante la imposibilidad de ser proyectadas por la fuerte luz del atardecer, pudieron ser seguidas en el móvil de cada uno de los asisentes, un sistema al que podían acceder a través de un código QR que se les facilitó al entrar en el Carmen. La conferencia con música de Antonio Castillo era la clausura del ciclo El Agua y la Palabra, que volverá a los jardines del Carmen del Aljibe del Rey el próximo año.