Neurorrehabilitación: Terapia Espejo en Menores con Daño Cerebral Adquirido
La neurorrehabilitación en menores con Daño Cerebral Adquirido adquiere cada vez una mayor relevancia. Es por eso que en nuestro Programa Infantil y Juvenil realizamos nuestra terapia espejo. ¿Quieres saber más sobre esta terapia? ¡Te lo explicamos todo!
Neurorrehabilitación: Terapia Espejo en Menores con Daño Cerebral Adquirido
Existe una gran variedad de abordajes y técnicas en neurorrehabilitación. Todas ellas están enfocadas en restaurar o reeducar las funciones que se han visto alteradas tras la lesión neurológica, entre las cuales se encuentra la terapia espejo o “mirror therapy”.
En nuestro Programa Infantil y Juvenil de la Asociación DACE hacemos uso de esta técnica en el tratamiento de nuestros niños y niñas con DCA. Nos referimos a aquellos y aquellas cuyo perfil sea susceptible para la aplicación, y siempre combinándola con la terapia convencional. Se lleva a cabo con menores que cursan una hemiparesia, con la finalidad de mejorar la funcionalidad del miembro superior afectado.
Esta técnica se basa en el aprendizaje por observación de la acción, la simulación mental del movimiento y la ejecución de la acción. Todo ello mediante la activación de las neuronas espejo. Consiste en el uso de un espejo situado verticalmente delante del menor. La extremidad afectada se sitúa detrás del espejo, y con el miembro sano le pedimos al menor que realice diferentes movimientos mientras observa su reflejo en el espejo. El uso del espejo proporciona una ilusión visual de que es el miembro afectado el que está llevando a cabo dichos movimientos, creando así una imagen de movimiento normalizado. Esto favorece la estimulación de la corteza motora.
La terapia espejo se puede llevar a cabo de forma intensiva, facilitando así la recuperación de habilidades motoras, alteraciones sensitivas y abordaje del dolor de la extremidad. Los ejercicios que se realizan son movimientos sencillos y repetitivos de la mano, que variarán atendiendo a las necesidades de la persona afectada.
La participación e implicación de la familia es imprescindible en el proceso rehabilitador. Es recomendable que, una vez que se aprende a realizar la técnica bajo supervisión del terapeuta, se pueda llevar a cabo en el domicilio como terapia complementaria al tratamiento que reciba por parte del profesional, ya que los beneficios serán mayores
